Hombre de Tepexpan

El Hombre de Tepexpan es un esqueleto humano precolombino descubierto en 1947 por el arqueólogo Helmut de Terra a orillas del antiguo lago de Texcoco en México. Este hallazgo, datado en aproximadamente 4700 años, ha intrigado a la comunidad científica por su antigüedad y las pistas que ofrece sobre la vida en Mesoamérica durante el Holoceno tardío.
El esqueleto fue encontrado boca abajo con los brazos debajo del pecho y las piernas estiradas hacia el estómago, lo que sugiere que el cuerpo se hundió en el lodo que lo rodeaba. Esta posición, junto con la falta de algunos huesos como hombros, espalda y caderas, ha llevado a especulaciones sobre cómo el Hombre de Tepexpan llegó al lago.
Análisis
Antigüedad
Las excavaciones donde se encontró el Hombre de Tepexpan revelaron restos de mamuts y escamas de obsidiana, lo que inicialmente llevó a los investigadores a creer que databa de hace unos 10.000 años. Sin embargo, análisis posteriores utilizando métodos de radiocarbono y análisis de isótopos de uranio por parte de la Doctora Silvia González, profesora de geoarqueología en la Universidad John Moore de Liverpool, determinaron una edad más precisa de 4700 años.
Sexo
En su informe inicial, Helmut de Terra afirmó que el esqueleto pertenecía a un hombre debido a la estructura ósea. Sin embargo, análisis del ADN contenido en el hueso esponjoso revelaron cromosomas XX, lo que indica que el Hombre de Tepexpan era mujer. Esta discrepancia entre los datos iniciales y los resultados genéticos ha generado debate sobre la precisión de las técnicas utilizadas para determinar el sexo del individuo.
Traumatismos
El análisis del esqueleto reveló una fractura curada en el cúbito derecho, lo que sugiere que el Hombre de Tepexpan pudo haber sido un cazador herido durante una actividad de caza o incluso asesinado por sus compañeros. Además, se encontraron depósitos calcáreos en las vértebras cervicales, indicando que probablemente padecía artritis.
Evaluación del cráneo
El cráneo del Hombre de Tepexpan presenta características distintivas como paredes delgadas y abovedadas, un cerebro del mismo tamaño que los de los indígenas actuales, una mandíbula "sólidamente construida" con cejas prominentes y una barbilla muy pronunciada. La falta de dientes en la mandíbula superior y el desgaste de los incisivos, colmillos y premolares sugieren una dieta rica en alimentos duros.
Ambiente del lago de Texcoco
El análisis de sedimentos y fósiles del área donde se encontró el Hombre de Tepexpan permitió reconstruir el ambiente del Lago de Texcoco durante su época. La Doctora González y su equipo encontraron evidencia de un lago profundo, rico en peces y rodeado de árboles. Sin embargo, este ecosistema experimentó cambios significativos a lo largo del tiempo, incluyendo erupciones volcánicas, fluctuaciones en los niveles del agua y diferentes tipos de vegetación. Estos cambios ambientales tuvieron un impacto directo en las poblaciones humanas que habitaban la región.
El Hombre de Tepexpan nos ofrece una ventana fascinante al pasado precolombino de Mesoamérica. Su esqueleto, junto con el análisis del entorno donde fue encontrado, nos permite comprender mejor la vida cotidiana, las enfermedades y los desafíos que enfrentaron las comunidades que habitaron esta región milenios atrás.
El estudio continuo del Hombre de Tepexpan y su contexto ambiental nos ayudará a desentrañar aún más los misterios del pasado y a construir una imagen más completa de la historia humana en Mesoamérica.
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