Fuertes de Loreto y Guadalupe

Los fuertes de Loreto y Guadalupe son dos antiguas fortificaciones militares ubicadas en la ciudad de Puebla, México. Construidas originalmente como capillas en lo alto del cerro Acueyametepec, fueron reconstruidas a principios del siglo XIX como fortalezas con el objetivo de defender la ciudad durante la época colonial. Su importancia histórica radica en su papel estratégico durante la Segunda Intervención Francesa en México, donde sirvieron como escenario principal de batallas cruciales que marcaron el destino del país.
Hoy en día, los fuertes son considerados patrimonio histórico nacional y albergan museos que documentan su rica historia militar y cultural. Su ubicación privilegiada ofrece una vista panorámica de la ciudad de Puebla y sus alrededores, convirtiéndolos en un atractivo turístico popular para quienes desean conocer más sobre el pasado glorioso de México.
Edificación de La Ermita
Los fuertes se ubican en la zona nororiente de Puebla, en un cerro cuyo nombre prehispánico es desconocido, aunque posteriormente fue conocido como el cerro de San Cristóbal o de Belén. La historia cuenta que durante una tormenta, José de la Cruz Sarmiento rezó a la Virgen de Loreto tras sobrevivir al impacto de un rayo que mató a su caballo y algunos pollos. Como agradecimiento por su protección, impulsó la construcción de una ermita en el lugar del prodigio.
En el siglo XVI, los frailes franciscanos construyeron una ermita en la cara este del cerro, la cual se expandió posteriormente a un templo bajo la advocación de San Cristóbal. Este niño indio fue evangelizado por Motolonía y asesinado por su padre en Tlaxcala en el año 1527. Durante el periodo entre 1640 y 1649, el obispo Juan de Palafox y Mendoza impartía misa a los hombres que extraían cantera del cerro para la construcción de la Catedral de Puebla. Para 1714, la iglesia ya se encontraba edificada en tres naves y dedicada a Nuestra Señora de Belén. Sin embargo, una tempestad en 1756 la destruyó, siendo reconstruida entre 1756 y 1759. Finalmente, pasó al control de los padres betlemitas, quienes le dieron el nombre de cerro de Belem.
Templo a la Virgen de Guadalupe
A finales del siglo XIX, se decidió construir otro templo junto al recinto de Belén, dedicado a la Virgen de Guadalupe. Se realizó una colecta para financiar la construcción, la cual comenzó en 1804 y concluyó en 1816. El templo tuvo culto hasta el año 1861, pero las ruinas que quedan son testimonio de su grandeza.
Se trata de una estructura con tres naves y dos torres que quedaron destruidas a raíz de la batalla de 1862. La construcción del templo refleja la devoción mariana que se extendía por México en ese periodo histórico.
Uso militar
Tras el inicio del movimiento independentista liderado por Miguel Hidalgo en 1810, se inició la fortificación del fuerte de Loreto como punto estratégico para proteger a la ciudad de Puebla. El 27 de septiembre de 1813, con la idea de defender a la capital Poblana, se edificó el fortín de Guadalupe bajo la decisión del cabildo local.
En 1816, el intendente español Ciriaco del Llano ordenó construir murallas de piedra con revestimientos de cal en torno a los templos, con el objetivo de convertirlos en posiciones militares para prevenir ataques de grupos insurgentes. Las ermitas se utilizaron como polvorines y se realizaron reparaciones en Loreto para fortalecer sus defensas. En Guadalupe, se demolió la ermita original y se construyeron repuestos subterráneos de una bóveda y un aljibe.
Entre los fuertes hay una separación de 928 metros en línea recta. No son de gran tamaño debido a las características del terreno. Loreto posee baluartes circulares y no tiene foso, mientras que Guadalupe cuenta con dos pequeños baluartes y un rediente que cubría la entrada.
Remodelación
En 1862, por orden del General Ignacio Zaragoza, se demolieron las dos torres del fuerte para acondicionarlo mejor. Sin embargo, la estructura terminó con daños y se optó por demolerlas por completo ya que amenazaban con caerse. Más adelante, el sitio quedó abandonado quedando sin techo y algunas paredes apenas en pie.
Gracias a los fondos de la fundación Jenkins y previo a la declaración de la UNESCO, fue restaurado el fuerte de Loreto.
Las luchas por Puebla
Durante la intervención francesa, los fuertes sirvieron como cuartel de operaciones del Ejército de Oriente y punto central de las batallas que se libraron en Puebla. Su ubicación estratégica era crucial: si caían, la rendición de Puebla era inevitable y con ello se abría el paso franco hacia la Ciudad de México.
Las fuerzas francesas atacaron los fuertes primero durante la batalla del 5 de mayo de 1862. A pesar de ser superados en número, los mexicanos lograron una victoria importante contra uno de los ejércitos más experimentados y respetados de su época. Aunque esta victoria no impidió la invasión francesa, se convirtió en un símbolo de resistencia y patriotismo para el pueblo mexicano.
Resumen
Los fuertes de Loreto y Guadalupe son testigos silenciosos de la historia militar y cultural de México. Su construcción como capillas, su transformación en fortalezas durante la época colonial y su papel crucial en la defensa de Puebla durante la Segunda Intervención Francesa, demuestran la importancia estratégica y simbólica que han tenido a lo largo del tiempo.
Hoy en día, estos monumentos históricos nos recuerdan la valentía y el sacrificio de los mexicanos que lucharon por la independencia y soberanía de su país. Su conservación y restauración son esenciales para preservar la memoria histórica y transmitir a las futuras generaciones el legado cultural de México.
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